Vilcabamba

Vilcabamba es como llegar a un oasis tras días caminando por el desierto. Después de la humedad, la niebla, la suciedad, de lugares que no son nada, llegar a este pueblo, rodeado de montañas, verde, gallos, con nubes blancas que de vez en cuando dejan ver un trozo de cielo azul y un rayo de sol que ilumina partes de los montes… es un regalo.

Existe un Vilcabamba en Perú, con restos Incas, pero este Vilcabamba es el de Ecuador. Es el lugar de la eterna juventud, donde los abuelos tienen más de 100 años.

Los científicos están investigando por qué motivo la gente vive más aquí. Que si es por el agua que beben, que si por las hierbas, que si por el entorno intacto. Yo les tengo que decir porqué: aquí no hay taxistas dando por el culo, y eso alarga la vida.

El pueblo es pequeño, en medio de un valle rodeado de montañas que se pueden caminar. Se viene a estar tranquilo. Imaginaba que sería un nuevo San Pedro de Atacama, pero el visionario no llegó tan lejos. Pensé en restaurantes, bares, centro de turismo, pero solo he visto un par de lugares que preparan rutas a caballo, y algún bar tranquilo.

Los turistas caminamos lentamente, nos damos el saludo con la cabeza y nos sentamos a descansar y escuchar los pájaros.

Fotos aquí.



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