Lo primero que hago al llegar a Barcelona es ducharme e ir corriendo a urgencias del Hospital Clínic. Me confirman que es conjuntivitis, me recetan el remedio y me recuerdan que es infeccioso, y que no toque a nadie por si acaso. 6 días de tratamiento.
No puedo tocar a ninguno de mis amigos ni mis familiares hasta que se me pase. No va a haber reencuentros con gritos, ni saltos, ni abrazos ni besos. Va a haber un saludo a la distancia, con «ey que tal » lejano, como el que se da a un conocido del barrio que te encuentras fuera del barrio. No va a haber cervezas compartidas, ni 10 personas sudando en un bar del Raval alrededor de una mesa para cuatro. No voy a poder tocar la barriga de mi hermana, ni abrazar a Eva para felicitarle. No voy a poder soplarle a la nuca a Iñaki.
Voy a tener que esperar 6 días más para todo eso, otros 6 días más de viaje en solitario.
No esta mal el final del viaje de un idiota.
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