Antes de llegar a Quito me daba un poco de miedo. En la guía hablaban de mucha delincuencia, de no salir de las calles principales, no ir de noche solo, etc. Pero la verdad es que, aunque he estado poco tiempo, me ha resultado una ciudad segura de gente amable que siempre me han ayudado cuando he preguntado como ir a algún lugar.
Es una ciudad grande, con más de 2 millones de habitantes solamente en el valle principal de la ciudad. Está en las faldas de un volcan activo, el Pichincha. Está rodeada de laderas y la ciudad se expande por en valle, como un río de edificios, y por las laderas, como pescadores pacientes.
La ciudad está dividida en 3 zonas: norte, que es la parte nueva de edificios modernos, y la zona de ocio donde se celebró la victoria del LIGA, calles caudriculadas y sin cuestas; centro, dónde está la parte antigua, con los edificios históricos, las iglesias y catedrales, y es más laberíntico y con pendientes; por último el sur, dónde no he estado, pero que dicen es la zona de expansión juvenil.
La parte moderna tiene varios parques, los centros comerciales, KFC y grandes avenidas, además de la zona de La Mariscal, dónde hay bares con música en directo, bares de cerveza barata para universitarios y clubs a los que ir bien vestido, uno al lado del otro.
La ciudad tiene asientamientos indígenas desde 1.400ac. En el 1.534dc se colonizó por los españoles, pero antes ya era un importante centro de negocios inca. La parte antigua es bastante impresionante, de unas 320 cuadras, 130 edificios monumentales y cinco mil edificios registrados como bienes patrimoniales. Yo no los he visto todos.
La ciudad es limpia, o al menos por donde yo he estado, no hay mucho ruido y el sistema de transporte es bastante ordenado. Hay trolebuses que recorren la ciudad de punta a punta y de una manera rápida. Solo he estado de paso, pero se puede estar más tiempo y salir a ver algún concierto o a sentarse en alguna de las plazas o parques.
Fotos aquí.
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