Noche #43

Noche del domingo.

Aunque llevo tres días sin apenas dormir, me levanto a las 7 de la mañana. Es el último día en Cusco y quiero andar todo el día por los lugares que no he visitado.

Camino toda la mañana, veo el desfile de baile y trajes típicos en la plaza de armas y al mediodía quedo con Martina y Theresa. Vamos juntos a comprar al mercado de artesanías. No puedo llevar muchas cosas, porque aún me falta medio viaje, pero compro un montón de cosas pequeñas. Si hoy fuera mi último día de viaje me hubiera vuelto loco comprando cosas para todo el mundo.

Ya atardeciendo vamos a merendar a la cafetería de calle Ruinas de la que tanto nos habló Natalie. Es un local adornado como una guardería, dónde todo lo que se gana se destina para una casa de ayuda a niños de la calle. Es una buena última cena, rodeados de juguetes y de tartas de chocolate.

A las 7 y media cojo un taxi, momento de despedida, abrazos y besos (3 en Austria) y promesas de encontrarnos en Lima, y si no en el Tirol, o en Barcelona. Nos echaremos de menos después de más de 20 días juntos.

A las 8.30 de la noche sale el bus hacia Arequipa. Antes de subir ya me estoy durmiendo en la estación. La compañía de buses es la mejor de Perú, y el asiento es grande, cómodo y te sirven cena. Incluso hay un bingo que te regala el viaje de vuelta. Yo no vuelvo, así que me pongo a Norah Jones en el MP3 y antes de la tercera canción ya estoy dormido. A las 6 nos despiertan. A las 6.30 ya estamos en Arequipa.



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