Noche del viernes.
El camino de Puno a Cusco ha sido largo y pesado, muchas paradas y el autobús incómodo. Y aburrido. No quiero viajar tantas horas de día, prefiero hacerlo de noche. Me he levantado a las 5 de la mañana.
He pasado el día andando por Cusco. Me junto por la noche con Martina, Theresa y Natalie, ya que cada uno ha pasado el día a su aire. Vamos a cenar a un restaurante bueno y comemos comida típica de Perú: anticuchos de alpaca (pincho de llama), ceviche de trucha (como un carpaccio pero grueso) y cuy al horno (el cuy es un conejillo de indias, o sea que nos hemos comido una mascota).
Mañana hay que levantarse a las 4 para ir a Machu Picchu, así que me voy a dormir a las 11. Por la calle mucha gente de fiesta, tipos ofreciendo chupitos gratis, en el hostal la gente preparándose para salir. Pero yo llevo 2 días sin apenas dormir y mañana va a ser otro día largo. Otra noche del viernes a tope.
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