He ido a una biblioteca. Creo que no pisaba una desde hace más de 10 años. Miento. He estado en algunas por trabajo. Trabajo en una librería que sirve libros a Bibliotecas, y he visitado varias para saludar a los responsables. Labor comercial. Pero no visitaba ninguna como consumidor desde los tiempos de la universidad. Hace 10 años.
Tengo mi propia biblioteca en el trabajo. Me levanto, voy a la estantería, cojo el libro, lo consulto en mi despacho, y cuando tengo claro lo que necesito, lo devuelvo. Es así. Uso los libros de mi librería y luego los devuelvo.
Tengo ciertos principios. Si el libro voy a usarlo en más de una ocasión lo compro. Si es para usarlo por asuntos laborales, lo pago por la empresa. Si es personal lo pago con el descuento oficial de los trabajadores. Algunas veces, pero muy pocas, le suelto al comercial «este libro me interesa«, para que me lo regale. Pero no quiero deber favores.
Dentro de esta ética de coger libros y devolverlos está el no estropearlos ni doblar el lomo. Por eso he ido a la Biblioteca. Necesitaba mirar varios horarios y rutas posibles en guías, y no podía usar las de la librería porque no puedo fotocopiar nada. Primero por no doblar el lomo, y segundo porque carece de ética. Y necesito de cierta ética, ya que no creo en ningún dogma ni en ninguna religión.
Así que decidí visitar las bibliotecas. Utilizando el catálogo de la Xarxa de Bibliotecas -y el personal de catalogación de la librería- decidí que la biblioteca que tenía que tener más guías era la Jaume Fuster, en Lesseps. Además los libros que tenían cuando se inauguró los servimos nosotros y eso me da seguridad.
La primera impresión ha sido buena. Un montón de libros. No me acordaba de la sensación de ir ojeando -hojeando- libros. Me ha transportado a los tiempos en la facultad de informática, cuando pasaba horas de pie buscando algún tema friki. O las visitas a la biblioteca de Horta para buscar novelas.
La segunda impresión ha sido mala. Las guías eran antiguas. Sé que le hemos entregado 150 guías nuevas de varios paises -entre ellos los que yo busco- a la Diputació de Barcelona, para las Bibliotecas de la Xarxa. Funcionarios. Les forramos, catalogamos y ponemos la etiqueta a cada libro, y luego tardan semanas, o meses, en llevar el libro a la biblioteca.
Pero aún así he localizado una guía de Chile, de la Lonely que son las que busco, y he podido fotocopiar (a 0,09 €) las 10 páginas que me hacían falta. Todo legal.
Igualmente he tenido que coger «prestadas» de la librería para el fin de semana las guías de Perú, Ecuador, Venezuela y Guatemala, pero me ha gustado la visita a las bibliotecas. Seguramente volveré después del viaje para coger los cómics, o simplemente para pasar la tarde ojeando -hojeando- libros que no necesito comprar, y que, por ética, no quiero coger de la librería.
«Y necesito de cierta ética, ya que no creo en ningún dogma ni en ninguna religión.» FAN