Noche del martes.
En casa de Pily conozco a Cote y Caco, compañeras de piso, y a Andrés, el pololo (novio). Cote me lleva con el coche a dar una vuelta y me ensaña Viña del Mar y Reñaca. Hay montón de edificios gigantes y de lujo por los cerros, y por las dunas. Nadie entiende como se van a aguantar cuando haya un terremoto, que va a haber pronto, porque siempre hay. Un poco costa marbellí pero con más lujo.
Cenamos sushi, y tras charlar un rato nos vamos a dormir. No me aguanto de pie, me duele la cabeza y el viaje hasta aquí me ha matado. Tengo una habitación de lujo para mi solo. Que raro dormir sin escuchar los ronquidos de alguien después de tantos días.
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