Medellín es la segunda ciudad en tamaño de Colombia. Está en un valle y tuvo una explosión demográfica muy fuerte en los 60 y 70 que hizo que mucha gente del campo fuera a la ciudad y construyera sus casas por las colinas, que es la imagen que se utiliza principalmente en las películas y que tienen ese aspecto de casas a medio construir con tochana y techos de uralita, que imaginamos llena de pistolas y vírgenes en la casas y sicarios preparados para salir con su motocicleta a pegarle un tiro a quien se le ha indicado, y que tan bien quedan en Rosario Tijeras. A mi me recuerda más a un barrio bohemio lleno de vida y gente mucho más intensa que la que he podido ver en la Zona Rosa, por ejemplo.
Hay un tren elevado, un metro, que atraviesa toda la ciudad y comunica todos los barrios. Y un par de teleféricos, parte del metro, que une la colina de Santo Domingo y La Aurora. Viajando a esta altura se descubren los techos de la ciuad y pequeñas fotos de la vida cotidiana en las ventanas, los parques y las calles.
Uno de los problemas que he tenido en Medellín, y en Cali, han sido los comentarios de todo el mundo -las guías, los trabajadores del hostal, los otros turistas como yo, y la gente de la calle- que te meten el miedo en el cuerpo y se te van las ganas de salirte del barrio nuevo y del centro. Estas dos zonas no me han resultado nada interesantes, sin embargo los otros barrios, y sobretodo las colinas, son los lugares realmente interesantes y que me apetece visitar.
Pero así son las cosas, todo el mundo te cuenta historias, todo el mundo te dice que es peligroso, todo el mundo conoce a alguien que le han robado todo de día, etc. Así que he tenido que ver alguno de estos lugares desde la distancia y conformarme con imaginar que algún día cambiará, serán lugares seguros y de ahí saldrán los nuevos artistas, y podré tomar una cerveza en una mesa sin sentir como alguien me está mirando todos los bolsillos y la bolsa. He ido a Santo Domingo, pero me he limitado a dar una vuelta alrededor de la estación del cable metro, lloviendo, y me he vuelto, como un cagón. Pero en ese poco tiempo he visto los camiones bajando con dificultad las calles, los niños uniformados jugando en el patio del colegio, un burro amarrado a la puerta de una casa, gente cargando cajas a la espalda, mujeres con los culos gordos andando con elásticos, bares y mas bares, y niños jugando con cometas.
El centro, es algo menos caótico que el de Cali y mucho más bonito. En el Parque Berrío hay estatuas de Botero,y puestos de venta de artesanía. Por las calles de alrededor centros comerciales, puestos de comida callejeros, y tiendas de ropa. Calles peatonales, kioskos, y taxis. Y de vez en cuando un parque como el Parque Bolívar, e iglesias. El habitual centro de cualquier ciudad grande.
En la parte nueva hay casas, edificios de apartamentos y centros comerciales pijos. Y la zona Rosa con los bares y restaurantes para la vida nocturna de turistas, pijos y adolescentes maqueados.
Y eso es todo lo que he visto.
He grabado un vídeo desde el metro de la zona entre el centro y la parte nueva.
Fotos aquí.
FELIZ CUMPLEAÑOS!
Te habría felicitado ayer, pero me gusta ayudar, y eso habría desentonado con un cumpleaños cutre.
Por cierto, mi opinión es que deberías arriesgarte. Al fin y al cabo, un viaje así es en gran parte irrepetible. Disfrázate un poco de las formas del lugar y adéntrate en esa jungla de supuestos peligros. Al fin y al cabo, las historias se exageran. Puedes contribuir inventándote algo cuando vuelvas…
Oh, dios mío, me robaron todo el dinero, me amenazaron de muerte en un callejón, pero logré escapar. Me dispararon y escuché el silbido de la bala como si fuese el de la muerte que me llamaba. Sólo dejé de correr a los 15 minutos, y sólo entonces me di cuenta de que me habían robado también los zapatos.
Yo me la jugaría, el problema es que el equipo fotográfico vale una pasta, y yo no voy a un lugar así sin llevar la cámara, y no puedo permitirme el lujo de perderla que me ya he cargado una en el viaje.
Eso y que yo soy de los que si ven bulla salen corriendo, y si un niño me atraca se lo doy todo sin rechistar, la VISA, los pins, el acceso al banco y la tarjeta de códigos, las llaves de mi casa y la dirección escrita en un papel, por si acaso.