Dejo Loja atrás a la hora en que la luz es más hermosa, y aunque al principio duele a los ojos, al poco de recorrer la carretera se suaviza y todo es de un color intenso. Voy a Cuenca.

Alrededor todo es verde. Valles y montes, vacas y cerdos atados a señales de tráfico, gallinas cruzando la carretera. Podría ser cualquier lugar de Los Pirineos. Es la zona donde están los indígenas Saraguro.

Los hombres van vestidos con un pantalón de pinzas negro pero de bermudas tipo pirata, calcetines negros subidos, dejando ver un trozo de pierna, sin pelos, camisa y chaqueta tipo taxista y/o abuelo. Como sombrero usan uno del estilo mafioso de los años 20 en la ley seca. Las mujeres llevan faldas negras, blusas con colores chillones -fucsia, azul – y un mantón negro. El mismo gorro de mafioso pero adornados con flores. Todos llevan el pelo largo en una trenza.

En el pueblo Saraguro una procesión y comercios donde venden «Quesos y bizcochuelos«. Todo el mundo sonríe y me saludan al verme en la ventanilla.

El día se va con un color anarajando intenso y comienza a hacer frío.