Colonia del Sacramento

La primera impresión que tuve al llegar fue: otro sitio de mierda. Al salir de la estación de autobuses, oscureciendo, a mi izquierda vi las dársenas del puerto, enfrente un descampado y una parada de autobús, y a la derecha una gasolinera. Me reí.

Avancé hacia la marca número 20 del mapa de la guía y que ponía «Hostal Colonial«. Las presuntas lesbianas de Montevideo me dijeron que era un hostal muy bonito pero que la gente no creaba comunidad.

Al entrar en lo que sería el casco urbano propiamente dicho me gustó un poco mas porque olía a leña quemada. Eso es siempre buena señal. Además apenas pasaban coches por la artería principal (palabra fea) de la ciudad.

En el hostal poca gente, efectivamente era bonito y la gente también efectivamente no hablaban unos con otros. Hacía frío, así que salí a buscar algo para cenar y dejé la visita para el día siguiente.

Colonia es un pueblo costero, con mar al norte, sur y oeste (se llega por el este) y pequeño. La parte antigua viene a ser como un Peñíscola, con calles alineadas y empedradas, con casas de una planta, de colores, con patios, algunas de piedra, con árboles que salen de los muros, farolas antiguas amarillas, sampedros por las paredes, algunas plazas que SI invitan a sentarse, un trozo de un muro de protección con unos cañones, y hasta un faro.

El sitio fuera de temporada está bien si quieres hacerte el romántico con tu novia, o tu novia te ha abandonado y te sientes un desgraciado y tienes la necesidad de escribirle cartas melancólicas o versos de corazones rotos para que ella pueda enseñárselas a su nuevo amante -porque por eso te abandonó, aunque te quiere mucho como a un amigo- y su amante diga «ahora entiendo por que lo dejaste, ¡¡¡dioss que baboso!!!«. Vamos el sitio al que yo hubiera ido en otra época de mi vida mas inocente. Y hubiera ido feliz.

El mismo sitio en temporada debe estar lleno de gente joven emborrachándose, turistas a poder ser, o debe ser un lugar para que la mafia rusa lleve a sus amantes de 17 o 18 años con su barco que ha llevado algún friki desde la costa italiana, durante seis meses de navegación y tras cobrar una pasta -la mitad ahora y la mitad cuando llegues- y que la novia le haya dejado por hacerlo porque ella no se pasa seis meses en un barco echando las potas.

He charlado con un par de parejas francesas de entre 35-40 años con un par de niños de entre 5-10 años -soy muy malo para las edades- que viajaban juntos, y tras las preguntas y respuestas habituales he acabado por preguntar donde iban y han dicho que a Montevideo, y les he dicho:

-Il n’y a pas rien à voir

Fotos de hoy aquí.



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